Carta del Presidente-fundador, Iván Rodríguez
03 / 01 / 2020

Este año 2019 hemos continuado con nuestro pequeño proyecto de Perlas en el barro. Ya llevamos varios años desde que decidimos un grupo de amigos formalizar la ayuda que había comenzado yo años antes para que el auténtico fundador y alma, Isaac Bokea, pudiese seguir recogiendo niños de la calle en los aledaños de Kisii, Kenia.
Este ha sido un año muy especial para nosotros debido a la incorporación al proyecto de una importante familiar benefactora, que prefiere permanecer en el anonimato.
Nuestro proyecto es muy simple. No tiene ambiciones excesivas ni grandes complicaciones. Isaac, cumpliendo su sueño y propósito vital, recoge niños de la calle y les da una vida que el destino les había arrebatado. Son unos pocos afortunados que vuelven a disfrutar del cariño de una familia, la de Isaac, de un techo donde dormir, de alimento diario, de vestido, educación, sanidad y medicina, juguetes, del cuidado de una entera familia dedicada a que tengan un porvenir. También disfrutan de nuestra pequeña ayuda material, incomparable a la que presta Isaac y su familia, aunque necesaria para que los niños puedan tener una nueva vida, una nueva oportunidad de desarrollar sus vidas y descubrir que en el mundo también hay amor.
Este año fue el que marcamos como gran reto construir un orfanato para 120 niños. Al principio, cuando empecé a colaborar con Isaac en su sueño, poco importaban las formalidades. Existía una gran confianza entre Isaac y yo. Teníamos fuertes afinidades, todas ellas basadas en los mismos valores espirituales, y por ello, nuestro común destino fluyó perfectamente desde el principio. Ambos comprendíamos que por debajo de la necesaria adaptación que teníamos que hacer a nuestras costumbres y a la operativa práctica de la labor de cada uno, subyacía esa base esencial que fundamentaba nuestra total confianza, que hacía que los formalismos pasasen a un segundo plano, pues compartíamos una misma visión de los propósitos de la vida, y con eso bastaba. Ahora, ya recibiendo ayudas de todos vosotros, el equipo gestor de Perlas en el Barro hemos comprendido que tenemos que darle una mayor formalidad a las ayudas, ya que muchas de ellas provienen de donantes externos que requieren ciertas garantías de empleo de sus aportaciones.
Debido a ello, la construcción del orfanato debía realizarse de la forma más garantista para todos los aportantes. Podríamos haber construido directamente el orfanato sobre el primer terreno que compramos a la familia de Isaac, colindante con su pequeña comunidad, pero decidimos contratar a un abogado en Nairobi, capital de Kenia, recomendado por mi querido amigo Javier Aranguren, con quien ya había previamente colaborado en su proyecto de ayuda para adolescentes Karibu Sana.
La labor de Anthony Gross es asegurarse de que los terrenos que compramos cumplimentan el tracto catastral y registral y son finalmente titulados a nombre de la Fundación iKasa. Estos trámites, al igual que ocurre en cualquier país, son largos y engorrosos sobre todo cuando son terrenos fuera de las ciudades, como es el caso. También tiene Anthony el encargo de formalizar la licencia de edificación y el contrato de construcción, con un constructor de confianza de la familia de Isaac, que nos pareció completamente idóneo a la comitiva técnica que visitamos Kisii el pasado abril.
Esta es la razón por la cual, pese a tener comprometidos los fondos suficientes para la construcción de orfanato, tanto por la nueva familiar benefactora como subsidiariamente por iKasa, aún no hemos podido comenzar nuestro más querido proyecto. Pero parece, según nos relatan semanalmente tanto Isaac como Anthony, que estamos ya cercanos a conseguir tener los papeles en regla.
Por otra parte, este año se cumplían también los dos años de funcionamiento del vehículo jurídico inicial de Perlas en el Barro, la asociación homónima, que exigen las administraciones para poder gozar de la consideración de entidad con fines de interés general y poder sus donantes disfrutar de los beneficios fiscales derivados de sus aportaciones. Lamentablemente, una confusión en cuanto al momento de vigencia de dicha consideración de interés general ha determinado que las aportaciones obtenidas por los padrinos, donantes y en los diferentes eventos solidarios, no pudieran gozar de dichos beneficios.
Paralelamente, realizamos los trámites para que el nuevo vehículo del proyecto Perlas en el Barro sea la Fundación iKasa, los expertos en fundaciones nos aseguraron que antes de acabar el año quedaría constituida la nueva fundación y que todas las aportaciones, con carácter retroactivo a enero de 2019, podrían acogerse a los beneficios fiscales, aunque debido a fuertes retrasos administrativos en la inscripción de las modificaciones documentales necesarias a tal fin, aún no está completamente operativa, aunque estamos intensificando el esfuerzo de los equipos jurídicos de iKasa para conseguirlo lo antes posible.
Toda esta situación de retrasos administrativos ha determinado el que algunos aportantes nos pusiesen de manifiesto algún reparo en cuanto a la falta de cumplimiento de los objetivos para este año, ante los que hemos ofrecido las pertinentes explicaciones e incluso la devolución de algunas aportaciones, que se han materializado en algunos casos. Esperamos que dichas explicaciones hayan sido suficientes y que no hayan generado ninguna desconfianza en cuanto a nuestra firme determinación de realizar todo lo posible para solucionarlos cuanto antes. Es de agradecer especialmente la completa comprensión que la gran mayoría de los aportantes han manifestado y su completa confianza tanto en nuestro esfuerzo por cumplir nuestros objetivos de forma garantista como en cuanto a nuestra absoluta determinación en nuestro propósito de fondo: poder acoger al mayor número posible de niños y darles una nueva oportunidad de vida.
Este año también ha sido muy importante debido a que se ha abierto una nueva perspectiva en cuanto a nuestra labor de ayuda en la comunidad de Ogembo, sitio en el que Isaac desarrolla su labor. Hace tan solo unas semanas mi gran amiga Catalina Hoffmann, fundadora del grupo Vitalia, dedicado a la atención sociosanitaria de personas mayores, me ha manifestado su intención de poner en marcha, junto a nosotros, uno de sus sueños: poder ofrecer ayuda a las personas mayores de la comunidad en la que Isaac desarrolla su labor, que por circunstancias de la vida quedan solas y desatendidas. En este año que entra, 2020, comenzaremos a implementar todo lo necesario para que en un futuro inmediato, junto al orfanato, podamos construir las instalaciones necesarias para tener un centro de día para atender a esas personas tan necesitadas.
No quiero finalizar este mensaje sin antes apelar al particular carácter de nuestro proyecto y a los valores que lo inspiran. Perlas en el Barro surge de poner en común un propósito de ayuda a los más necesitados derivado de los valores espirituales más profundos. Esta comunión de valores entre los participantes en el proyecto, incluido nuestro maravilloso comité de dirección, determina un ambiente especial de confianza entre todos nosotros y una prevalencia de los contenidos de ayuda sobre los también necesarios cumplimientos formales. En ese sentido, nuestro deseo es que este ambiente de serenidad, confianza y la particular visión que dichos profundos valores espirituales infunde al proyecto permanezca incólume, pues no entendemos ningún proyecto mundano, ni lucrativo ni solidario, sin ellos. En este sentido, pese a que entendemos que los requerimientos formales deben contemplarse, también creemos que nunca deberán ser motivo para que dicho ambiente querido por nosotros se empañe y derive en una organización muy formalista, impersonal y tendente a la idiosincrasia de otras organizaciones humanas, en las que el ambiente de desconfianza y formalismo alejen el encanto que debe prevalecer en toda la vida de una organización de ayuda humanitaria basada en otros principios más profundos, con otros propósitos divergentes a los habituales. Nuestro mayor empeño seguirá caminando en esta dirección.
Por último, los agradecimientos, que son fundamentales. A todos los donantes, colaboradores patrocinadores y padrinos que se han acercado libremente para colaborar con nosotros. Al equipo de iKasa, y de las empresas que están detrás del equipo directivo, siempre garantizando los necesarios aspectos formales del proyecto. Al propio equipo directivo del proyecto, sin el cual nada de esto sería posible, y que asumen completamente la naturaleza del mismo. A Patricia Sanfiz, gerente de Perlas en el Barro, alma del proyecto en España y figura completamente entregada al mismo. A Isaac Bokea y su familia, sin palabras.
Os deseo a todos un muy feliz y fructífero año 2020.
Iván Rodríguez
Presidente-fundador del proyecto Perlas en el Barro.